Cuando una familia crece, es natural que los padres se sientan abrumados al intentar equilibrar la atención entre todos los hijos. Muchas veces, el hijo mayor puede experimentar sentimientos de desplazamiento o celos cuando nace un segundo o tercer hijo. Esto puede generar comportamientos de rebeldía, aislamiento, o necesidad constante de atención. ¿Cómo podemos ayudar a prevenir estas dinámicas? Una solución efectiva y valiosa es dedicar tiempo individual a cada hijo, fortaleciendo así los lazos afectivos y fomentando su bienestar emocional.